miércoles, 29 de enero de 2014

RUSIA

Rusia es un Estado Imperialista de primer orden que participa activamente en el reparto
del mundo en base a sus intereses, al igual que el resto de potencias imperialistas.
En los años noventa, tras la contrarrevolución capitalista y la posterior caída de la
Unión Soviética, Rusia perdió gran parte de la capacidad económica y militar que consiguió
bajo el socialismo. Se desintegró el país con la independencia de varios estados que
antes eran Federaciones Soviéticas, cayó la capacidad productiva, aumentó la deuda, se
devaluó su moneda, aumentó la inflación y se produjo una grave crisis económica al volver
a una economía capitalista. Rusia pasó a ser dominada entonces por viejas élites soviéticas
hoy reconvertidas a grandes magnates que formaron la nueva burguesía rusa, junto a
otros sectores de la burguesía rusa que se había formado en el extranjero o habían huido
del socialismo. Casi todas las empresas públicas soviéticas, casi 225.000 en el año 1988,
fueron privatizadas según marcaron el Banco Mundial y el FMI. Fueron compradas en su
mayoría por los sectores de la aristocracia obrera y la burocracia formada desde la época
de Kruschev, germen de la nueva burguesía hoy en el poder en Rusia. A finales de los años
90 Rusia comenzó a recuperarse de la grave crisis económica, gracias en parte al alza del
precio del crudo a nivel internacional y la recuperación de parte de la capacidad productiva
y económica que alcanzó bajo el socialismo.
Con su paulatina recuperación, Rusia comenzó a volver a ganar protagonismo a nivel
internacional y a defender sus intereses comerciales, aumentando así su papel imperialista
que en los 90 se había reducido. En 1991 creó la Comunidad de Estados Independientes
(CEI) para seguir manteniendo su influencia sobre los países de la antigua URSS. Gracias a
su importante papel en la exportación de petróleo y gas natural mantiene importantes pugnas
con la Unión Europea y todos los países de la zona de Europa del Este, sobre todo en
lo relativo al abastecimiento de gas natural. Mantiene intereses comerciales por toda África
y Asia, y especial relevancia ha tenido en los conflictos más recientes en Libia o Siria, junto
con China, en base a sus propios intereses económicos. Es en estos ejemplos donde se
puede visualizar más en concreto la pugna interimperialista que mantiene Rusia con otros
polos como la UE o EEUU.
Actualmente Rusia posee el séptimo mayor PIB del mundo, siendo la cifra exacta 2,38
billones de dólares en 2012, y es el noveno exportador del mundo con 542.500 millones de
dólares exportados también en el 2012. Mantiene un importante sector industrial, siendo el
quinto mayor productor de energía eléctrica en el mundo y destacando sus reservas de gas
natural y de petróleo, siendo el segundo productor mundial de petróleo y el segundo en el
ranking de exportadores.
El proyecto de la OTAN de construcción del ‘escudo antimisiles’ por toda Europa no
es más que la instalación de importantes bases militares y desplegar una importante capacidad
de ataque y respuesta ante posibles ofensivas militares, fundamentalmente rusas,
país imperialista más fuerte y con mayor capacidad militar de la región, capacidad que supo
mantener tras el paso del socialismo al capitalismo.
En el contexto internacional, la Federación Rusa heredó la personalidad jurídica de
la Unión Soviética y mantuvo muchas de las relaciones internacionales que esta tenía. La
Federación Rusa, dentro de la Comisión de Seguridad de la ONU, es uno de los cinco estados
miembros de la comisión permanente, lo que le otorga derecho de veto. Este dato es de
gran importancia, ya que es en esta comisión donde se deciden la resolución de conflictos
de carácter internacional o incluso estatal. Esto en la práctica supone la capacidad de intervenir
en la reconfiguración del status quo imperialista mundial. La repartición de terrenos
entre las potencias imperialistas se está realizando gracias a la provocación de conflictos
internos e incluso guerras civiles dentro de las fronteras de los países que han de cambiar
sus posturas internacionales o su base económica.
Sin embargo, la situación interna de Rusia es inestable, aumentando las movilizaciones
sociales, señalando a las últimas elecciones como fraudulentas y con una crisis social
y económica permanente debida a la implementación del capitalismo en Rusia. Hay que
destacar el avance del Partido Comunista de la Federación Rusa, que ha obtenido buenos
resultados electorales en la última década llegando a ser segunda fuerza. Además numerosas
encuestas señalan que un porcentaje considerable de la población rusa (y en general,
de las ex-repúblicas socialistas) afirma que se vivía mejor en el sistema socialista.

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